4:1 Temamos, pues, mientras permanezca aún la promesa de entrar en su reposo, no sea que alguno de vosotros parezca quedarse atrás.
4:2 Porque también a nosotros, como a ellos, nos han sido anunciadas las buenas nuevas; pero a ellos de nada les aprovechó oír la palabra, porque no se identificaron por fe con los que la obedecieron.
4:3 Pero los que hemos creído sí entramos en el reposo, como él ha dicho: Como juré en mi ira: "¡Jamás entrarán en mi reposo!" aunque sus obras quedaron terminadas desde la fundación del mundo.
4:4 Porque en cierto lugar ha dicho así del séptimo día: Y reposó Dios en el séptimo día de todas sus obras.
4:5 Y otra vez dice aquí: "¡Jamás entrarán en mi reposo!"
4:6 Puesto que falta que algunos entren en el reposo, ya que aquellos a quienes primero les fue anunciado no entraron a causa de la desobediencia,
4:7 Dios ha determinado otra vez un cierto día, diciendo por medio de David: "Hoy", después de tanto tiempo, como ya se ha dicho: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.
4:8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no se hablaría después de otro día.
4:9 Por tanto, queda todavía un reposo sabático para el pueblo de Dios.
4:10 El que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, así como Dios de las suyas.
4:11 Hagamos, pues, todo esfuerzo para entrar en aquel reposo, no sea que alguien caiga en el mismo ejemplo de desobediencia.
4:12 Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
4:13 No existe cosa creada que no sea manifiesta en su presencia. Más bien, todas están desnudas y expuestas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
4:14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que ha traspasado los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra confesión.
4:15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no puede compadecerse de nuestras debilidades, pues él fue tentado en todo igual que nosotros, pero sin pecado.
4:16 Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro.
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