4:1 Oíd esta palabra, oh vacas de Basán que estáis en el monte de Samaria, que oprimís a los pobres, que quebrantáis a los necesitados, que decís a vuestros maridos: "¡Traed y bebamos!"
4:2 El Señor Jehovah juró por su santidad: "He aquí, vienen días sobre vosotras, en que se os llevará con ganchos, y a vuestros descendientes con anzuelos de pescar.
4:3 ¡Saldréis por las brechas una tras otra, y seréis arrojadas hacia el Hermón!", dice Jehovah.
4:4 "¡Id a Betel, y rebelaos! A Gilgal, y multiplicad la rebelión! ¡Traed de mañana vuestros sacrificios y vuestros diezmos al tercer día!
4:5 ¡Quemad pan con levadura como ofrenda de acción de gracias! ¡Pregonad, anunciad ofrendas voluntarias, ya que eso es lo que os gusta, oh hijos de Israel!", dice el Señor Jehovah.
4:6 "Por mi parte, yo os he tenido a diente limpio en todas vuestras ciudades, y con falta de pan en todos vuestros pueblos. Pero no os volvisteis a mí", dice Jehovah.
4:7 "También os detuve la lluvia faltando tres meses para la siega. Hice llover sobre una ciudad, y sobre otra no hice llover. Sobre una parcela llovió, y la parcela sobre la cual no llovió se secó.
4:8 Acudían dos o tres ciudades a otra ciudad para beber agua, y no se saciaban. Pero no os volvisteis a mí", dice Jehovah.
4:9 "Yo os golpeé con tizón y añublo. La langosta comió vuestros muchos huertos, vuestras viñas, vuestras higueras y vuestros olivos. Pero no os volvisteis a mí", dice Jehovah.
4:10 "Envié entre vosotros una plaga, como en Egipto. Maté a espada a vuestros jóvenes, mientras vuestros caballos eran capturados. Hice que el hedor de vuestros campamentos subiese a vuestras narices. Pero no os volvisteis a mí", dice Jehovah.
4:11 "Os trastorné, como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis cual leño salvado del fuego. Pero no os volvisteis a mí", dice Jehovah.
4:12 "Por tanto, de esta manera te haré, oh Israel. Y porque voy a hacerte esto, ¡prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel!"
4:13 Porque he aquí, el que forma las montañas y crea el viento y revela al hombre su pensamiento, el que hace a la aurora tinieblas y pisa sobre las alturas de la tierra, ¡Jehovah Dios de los Ejércitos es su nombre!
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