6:1 Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: --He aquí que el lugar en que habitamos contigo es demasiado estrecho para nosotros.
6:2 Permite que vayamos al Jordán, que tomemos de allí cada uno un tronco y que nos hagamos allí un lugar donde podamos habitar. Él dijo: --Id.
6:3 Luego uno dijo: --Por favor, dígnate venir con tus siervos. Y él respondió: --Yo iré.
6:4 Entonces fue con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron los árboles.
6:5 Pero sucedió que cuando uno de ellos estaba derribando un tronco, se le cayó el hierro del hacha al agua, y dio voces diciendo: --¡Ay, señor mío! ¡Era prestada!
6:6 El hombre de Dios preguntó: --¿Dónde cayó? Le mostró el lugar. Y él cortó un palo, lo echó allí e hizo flotar el hierro.
6:7 Entonces dijo: --Tómalo. Y él extendió la mano y lo tomó.
6:8 El rey de Siria estaba en guerra con Israel, y tomó consejo con sus servidores, diciendo: --En tal y tal lugar estará mi campamento.
6:9 Pero el hombre de Dios mandó a decir al rey de Israel: "Guárdate de pasar por tal lugar, porque los sirios van a descender allí."
6:10 Y el rey de Israel enviaba gente al lugar que el hombre de Dios le indicaba y advertía, de modo que tomaba precauciones allí, no una ni dos veces.
6:11 Entonces el corazón del rey de Siria se turbó por esto, y llamando a sus servidores les preguntó: --¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros está de parte del rey de Israel?
6:12 Entonces respondió uno de sus servidores: --Ninguno, oh mi señor el rey; sino que el profeta Eliseo, que está en Israel, le declara al rey de Israel las palabras que hablas en tu dormitorio.
6:13 Entonces él dijo: --Id, mirad dónde está, y yo enviaré a capturarlo. Le informaron diciendo: --He aquí, está en Dotán.
6:14 Y el rey envió allá gente de a caballo, carros y un gran ejército, los cuales llegaron de noche y rodearon la ciudad.
6:15 Cuando el que servía al hombre de Dios madrugó para partir y salió, he aquí que un ejército tenía cercada la ciudad con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: --¡Ay, señor mío! ¿Qué haremos?
6:16 Él le respondió: --No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.
6:17 Entonces Eliseo oró diciendo: --Te ruego, oh Jehovah, que abras sus ojos para que vea. Jehovah abrió los ojos del criado, y éste miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo y carros de fuego, alrededor de Eliseo.
6:18 Y cuando los sirios descendieron hacia él, Eliseo oró a Jehovah y dijo: --Te ruego que hieras a esta gente con ceguera. Y los hirió con ceguera, conforme a la palabra de Eliseo.
6:19 Luego Eliseo les dijo: --Éste no es el camino, ni ésta es la ciudad. Seguidme, y yo os guiaré a donde está el hombre que buscáis. Entonces los guió a Samaria.
6:20 Y sucedió que cuando llegaron a Samaria, Eliseo dijo: --Oh Jehovah, abre los ojos de éstos para que vean. Jehovah abrió sus ojos, y miraron; y he aquí que se hallaban en medio de Samaria.
6:21 Cuando el rey de Israel los vio, preguntó a Eliseo: --¿Los mato, padre mío? ¿Los mato?
6:22 Él le respondió: --No los mates. ¿Matarías a los que tomas cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua para que coman y beban, y se vuelvan a su señor.
6:23 Entonces les hizo un gran banquete. Y cuando habían comido y bebido, los dejó ir; y se volvieron a su señor. Y las bandas armadas de Siria no volvieron a hacer incursiones en la tierra de Israel.
6:24 Aconteció después de esto que Ben-hadad, rey de Siria, reunió todo su ejército, y subió y sitió a Samaria.
6:25 Y he aquí que mientras la tenían sitiada, había mucha hambre en Samaria, tanto que la cabeza de un asno era vendida por 80 siclos de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de paloma por 5 siclos de plata.
6:26 Sucedió que cuando el rey de Israel pasaba por el muro, una mujer gritó diciéndole: --¡Socórreme, oh mi señor el rey!
6:27 Él dijo: --Si no te socorre Jehovah, ¿de dónde te he de socorrer yo? ¿De la era, o del lagar?
6:28 --El rey añadió--: ¿Qué quieres? Ella respondió: --Esta mujer me dijo: "Entrega tu hijo para que lo comamos hoy, y mañana comeremos el mío."
6:29 Cocimos, pues, a mi hijo y lo comimos. Al día siguiente yo le dije a ella: "Entrega tu hijo para que lo comamos." Pero ella ha escondido a su hijo.
6:30 Sucedió que cuando el rey oyó las palabras de la mujer, rasgó sus vestiduras y pasaba así por el muro. Entonces el pueblo miró, y he aquí que debajo llevaba cilicio sobre su cuerpo.
6:31 Luego dijo: --¡Así me haga Dios y aun me añada, si la cabeza de Eliseo hijo de Safat queda hoy en su lugar!
6:32 Eliseo estaba sentado en su casa, y los ancianos estaban sentados con él, cuando el rey envió a uno de sus hombres. Pero antes que el mensajero llegase a él, Eliseo dijo a los ancianos: --¿Veis cómo este hijo de homicida envía para que me quiten la cabeza? Mirad, pues, y cuando llegue el mensajero, cerrad la puerta e impedidle la entrada. ¿No se oye tras él el ruido de los pasos de su señor?
6:33 Mientras él estaba hablando con ellos, he aquí que el mensajero descendía hacia él y dijo: "¡Ciertamente este mal proviene de Jehovah! ¿Qué puedo aún esperar de Jehovah?"
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