Informaci�n que el se�or Arzobispo de M�xico D. Fray Alonso de Mont�far mand� practicar sobre un serm�n que el 8 de septiembre de 1556 predic� fray Francisco de Bustamante acerca del culto de nuestra se�ora de Guadalupe.

Versi�n paleogr�fica de Fray Fidel de Jes�s Chauvet (1908 - 1983).[1]

Folio 1a

Sobre la casa de n(uestr)a S(e�or)a de Guadalupe

(El t�tulo anterior est� escrito en el margen izquierdo inferior, siguiendo la alineaci�n no trazada del mismo margen).

Folio 1b

[en blanco]

Folio 2a

[1a. DENUNCIA]

En M�xico, martes ocho d�as del mes de septiembre de mill e quinientos e cincuenta e seis a�os, estando en misa mayor, en la iglesia del s(e�)or S(an)to Francisco y capilla de Sant Joseph, presidentes e oidores de la Real audiencia e mucha gente ansi de hombres como mujeres, despu�s de se aver cantado el credo, el maestro Bustamante, Religioso de la dicha orden se subi� en un p�lpito que para el dicho efecto estaba puesto junto a la Reja del altar e con un patio de seda blanco e colorado, predic� de n(uest)ra Se�ora e su natividad; y estando en el dicho serm�n e aviendo dicho la mayor parte del, par�se e dixo mostrando el rostro atemorizado y par�ndose mortal, que �l no era devoto de nuestra Se�ora. Lo qual entiendo que dixo por no alabarse, que si por alguna cosa que dijere se quitase a la menor vejezuela la devoci�n, que tal no era su intenci�n y que no era su intenci�n y que no lo har�a como Chr(ist)iano; pero que le parescia que la devoci�n que esta ciudad ha tomado en una ermita e casa de(uest)ra Se�ora, que han intitulado de Guadalupe, (es) en gran perjuicio de los naturales porque les daban a entender que hacia milagros aquella imagen que pint� un indio, e as� que era dios y contra lo que ellos avian predicado e dioles a entender, dende que vinieron a esta tierra, que no avian de adorar aquellas im�genes, sino lo que representaban, que est� en el cielo; dem�s que all� se hac�an algunas ofensas a Dios nuestro Se�or, seg�n que era informado, e la limosna que se dava, fuera mejor darla a pobres vergonzantes que hay en la ciudad; y, aunque no se sabia en que se gastaban, y que mirasen los que all� iban lo que se (ha)acian, porque era en gran perjuicio de los naturales; y que fuera bien al primero que dixo que hacia milagros, le dieran cien azotes e al que lo dixere de aqu� adelante sobre su �nima le diesen doscientos, caballero en un caballo, y que encargaba mucho el examen deste negocio al visorrey e audiencia, y que aunque el arzobispo dixese otra cosa, que por eso el Rey tiene jurisdicci�n temporal y espiritual y esto encarg� mucho al audiencia; y tambi�n dixo que no era bien predicarlo en p�lpitos, primero que estuviesen certificados en ello e de los milagros que se dec�a avia hecho; avia muchas personas de calidad presente.

Folio 2b

[en blanco]

Folios 3a, 3b, y 4a

[en blanco]

Folio 4b

V�speras de n(uest)ra S(e�or)a de Set(iembr)e fueron a n(uest)ra S(e�or)a de Guadalupe muchos deceplinantes [en el margen izquierdo alto, siguiendo la recta (no trazada) del mismo:] Sobre el Serm�n de Bustamante

[en el margen derecho alto: una suma de diversas cifras]

[en el margen derecho inferior y dispuesta transversalmente las siguientes notas del Sr. Arz. Mont�far:]

[en lo alto: una cruz] �

como quando fui la p(rimer)a vez p(ro)hibi no se publicasen milagros en pr(e)sencia de a(lons)o p�rez y de salazar p(rocurad)or si ment� las im�genes de los �dolos de los indios n(uest)ra S(e�or)a de Soterra�� (?) en el condado de nebla digna de ven(eneraci�)n como S(an)tiago

[Siguen a la izquierda dos operaciones: sustracciones]

(Hacia el margen izquierdo inferior, pero no del todo y siguiendo la horizontal del margen superior)

S(obre) C(asa) S(anta) m(ar�a) de G(uadalupe) M(�xico)

Folio 5a

1556

[en el margen superior izquierdo] [en el centro:] [en el margen derecho superior]

Contra fr. Fran(cis)co de Bustamante provincial de S(an)t Fran(cis)co Susp�ndase y la parte es muerto Contra la devoci�n que se deve tener a la hermita de n(uest)ra S(e�or)a de Guadalupe desta ciudad

[Las tres anotaciones son de mano del Sr. Mont�far]

[2a. DENUNCIA]

(otra mano)

Lo primero dijo que una de las cosas m�s perniciosas para la buena cristiandad de los naturales que se pod�an sustentar era la devoci�n de n(uest)ra Sra. de Guadalupe, porque desde su conversi�n se les avia predicado que no creyesen en im�genes; sino solamente en Dios y en n(uestr)a Sra. y que solamente serbian para provocarlos a deboci�n. Y que hagora dezirles que una ymagen pintada por un yndio hazia milagros, que seria gran confusi�n y deshacer lo bueno que estaba plantado; porque otras debociones que avia, como n(uest)ra Sra. de Lorito (sic) y otras, ten�an grandes principios y que esta se levant� sin fundamentos; estaba admirado; en esto carg� la mano y otros de mejor memoria lo dir�n.

Tambi�n dixo que publicarse milagros como se avian publicado, eran gran confusi�n, porque si va un yndio coxo con esperanza que avia de volver sano, y despu�s volver m�s coxo que avia ydo, sera darles ocasi�n a que no creyesen en dios ni en Sta Maria y que la C(hirst)iandad dellos fuese cada dia a menos.

Que si esta deboci�n yva adelante promet�a de jamas predicar a yndios, porque seria tornar a deshacer lo hecho.

Dixo que sup(lic)a al sr. Vissorrey e oydores mandasen remediar tan gran mal, y que sobre ello hiciesen informaci�n y castigasen a los ynventores, d�ndoles cada dos(ciento)s azotes a su quenta y que no ostante que V(uestra) S(e�ori)a es prelado de la ig(les)ia, el rrey es patr�n della y puede en lo uno y en lo otro hacer lo que le pareciere, y que al Sr. virrey y oidores compet�a el remediar esto, en lo qual carg� bien la mano.

Tambi�n dijo que mejor se servir�a Nu(est)ra Sra con que el tom�n y candela que all� le ofrecen, se diesen a pobres necesitados, y no ofrecerle donde sabe dios en que se gasta.

Dijo que el arzobispo mi se�or estaba muy enga�ado en pensar que estos yndios no eran devotos de n(uestr)a Sra, porque los que los tra(ta)ban entendian ser tanta su devoci�n, que la adoraban por dios y que antes era necesario en esto irles a la mano y d�rselo a entender.

Folio 5b

[Relaci�n del visitador del arzobispado]

El Visitador que le oy� dezir, en comenzando a hablar de n(uest)ra Sra de Guadalupe, que lo que su Sria avia predicado de n(uestr)a Sra de Guadalupe, no lo queria contradecir; y ansi mesmo que su intenci�n no era, aunque fuera una biejuela, que perdiese la devoci�n de n(uest)ra Sra; mas que le parecia que hera una cosa perniciosa para los naturales de esta tierra, porque les avian dado a entender en sus sermones que las im�genes heran de palo y de piedra y que no se avian de adorar; mas de que estaban por de semejanza de la del cielo; y que los indios eran devotos de n(ues)t�a Sra que la adoraban y que pasaban mucho trabaxo para quitarles aquella opini�n, y que, visto agora que aquella imagen hacia milagros, aunque no estaba ninguno averiguado, y que se pasaria mucho trabajo de aqui adelante en quitarles la opini�n que ten�an de adorar la imagen de n(uestr)a Sra, y que no s�lo avia este mal en ello, pero que avia otros males de yr halli con comydas y limosnas que daban, que seria mejor darlas al hospital de las bubas o a otras personas, que suplicaba al Sr. Visorrey y oydores que lo mirasen bien y averiguasen, aunque su Sria Rma., era juez eclesi�stico, ellos lo pod�an todo; y que si al primero que sali� con este milagro, lo azotaran y castigaran, no viniera al estado en que est�; y que si la devoci�n iba adelante, de la ymagen de n(uest)tra Se�ora de Guadalupe, sin primero examinarlo que � no predicaria m�s a los yndios.

Folio 6a

[Interrogatorio]

1 Primeramente si conoce al p(adr)e Fray Fr(ancis)co de Bustamante provyncial de la orden de S. Fran(cis)co y si (se) hall� presente al serm�n que predic� el dicho Busta(man)te el dia del nacimy(ent)o de n(uestr)a Sra de Set(iembr)e, que se contaron ocho dias deste presente mes de Se(ptiembr)e.

2 preguntado que fue lo quel dicho padre Bustamante dixo tocante a la devoci�n de la ermita de n(uest)ra Se�ora de Guadalupe, que esta media legua desta cibdad de M�x(ic)o.

3 preguntado si, quando el dicho provincial comenz� a hablar en la dicha ermita, se par� atemorizado y la color mortal; y si dijo qu�l no era devoto de n(uest)ra Sra., lo qual parece aver dicho con humildad y por no alabarse, y que no era su intenci�n otra, por cosa que dixese, quitar la deboci�n a la menor vejezuela, y que no lo haria como cristiano si otra cosa dixese.

4 preguntado si el dicho provincial dixo que le parecia que la deboci�n que la gente desta cibdad a tomado en una ermita e casa de n(uest)ra Sra que an que intitulado de Guadalupe, era en gran perjuizio de los naturales, porque les daban a entender que hazia milagros aquella imagen que pint� un indio, y contra lo que ellos avian predicado e d�doles a entender, desde que a esta tierra vinieron, que no avian de adorar aquellas ym�genes, sino lo que representaban que est� en el cielo. Al margen: probada [mano del Sr. Mont�far].

5 preguntado si dixo que una de las cosas m�s perniciosas pa(ra) la buena cristiandad de los naturales era sustentar la deboci�n de la dicha ermita de n(uest)ra Sra. de Guadalupe, porque desde su conversi�n se les hab�a predicado que no creyesen en imagines, sino solamente en dios y que solamente servian las ym�genes para provocarlos a devoci�n, y que agora dezirles que una imagen pintada por un indio, hazia milagrros, que seria gran confusi�n y deshazer lo bueno que estaba plantado en ellos [AL MARGEN:] idem [es decir, probado, mano id�ntica].

6 Y preguntado si el dicho provincial dixo que la dicha deboci�n de n(uest)ra Sra de Guadalupe se avia comenzado sin fundamento alguno, porque dado que en otras partes a imagines particulares se tenga deboci�n, como a n(uest)ra Sra de Lorito (sic) y a otras, �stas avian llevado gran fundamento.

Folio 6b

7 Preguntado si el dicho provincial dixo que en la dicha hermita era ynformado que se hazian ofensas a dios nuestro Se�or y que mirasen los que all� yban lo que hacian porque era con gran perjuicio de los naturales.

8 Preguntado si dixo el dicho provincial que la limosna que a la dicha hermita se daba, fuera mejor darla a pobres bergonzantes que haia en la cibdad o al espital de las bubas; porque el tom�n y candela que se llevava a nu(estr)ra Sra de Guadalupe, dixo que no sabia en qu� se gastaba.

9 Preguntado si sabe quel dicho prouincial dixo que, yendo un indio coxo a la dicha hermita, con esperanza de sanar, por se aver publicado milagros de la dicha imagen, y volviendo m�s coxo, era darles ocasi�n a que no creyesen en Dios ni en Sta maria, y que, cada dia fuese menos; y que si dijo que si esta deboci�n yba adelante, promet�a de jam�s predicar a yndios, porque ser�a tomar a deshazer lo hecho.

10 Preguntado si dixo que fuera bien que al primero que dixo que la dicha ymagen hazia milagros, le dieran cien azotes y al que lo dixere de aqui adelante, sobre su �nima, le diesen dozientos, caballero en un caballo, [AL MARGEN] probada [mano del Sr. Mont�far].

11 Preguntado si el dicho prouincial dixo que encargaba mucho el examen deste negocio al bisorrey e audiencia real; y que aunque el arzobispo dijese otra cosa, por eso el rey tiene jurisdicci�n temporal y espiritual, y esto encarg� mucho a la audiencia.

12 Preguntado si dixo que no era bien predicar la deboci�n de la dicha imagen hasta que estuviesen certificados en ellos, y de los milagros que decian aver hecho.

13 Item si sabe que en muchos de los que estubieron en el serm�n del dicho prouincial ubo grande sc�ndalo en ellos y en toda la cibdad; porque dezian que su perlado les animaba a la deboci�n de nuestra Sra, y el dicho prouincial se la quitaba; de que no ubo poco sc�ndalo en la dicha cibdad; y dezian que seria razon enviar al dicho prouincial a Spa�a para que all� fuese castigado y que no le oirian m�s sermones en la nueva Espa�a.

14 Ytem si saben que todo lo suso es p�blica boz y fama.

El bachiller Puebla (r�brica)

Folio 7a

Sobre el serm�n de Bustamante sobre n(uest)ra Sa. de guadalupe

[el resto en blanco. Mano del Sr. Mont�far]

Folios 8a y 8b

[en blanco]

Folio 9a

[Declaraciones de los testigos]

En la gran cibdad de M�xico desta Nueva Espa�a a nueve dias del mes de set(iembr)e de rnill e quinientos y cincuenta seis a�os, el muy ilustre y Rmo Se�or don Fray AI(ons)o de Mont�far etc., arzobispo de M�x(ic)o, en presencia de mi, Francisco G�(me)s de Z�rate, notario apost�lico dixo que, por quanto a Su noticia avia venido que en el mones(teri)o de S(e�)or Sanct Franc(isc)o desta dicha cibdad, ayer, dia de nuestra Sra de Set(iembr)e, que se contaron ocho dias deste presente mes, avia predicado el p(adr)e fray Francisco de Bustamante, prouincial de la dicha orden de S(e�)or sant Francisco, y, en el serm�n que avia hecho, dixo ciertas cosas sobre la devoci�n y romer�a de nra Se�ora de Guadalupe que est� media legua desta dicha cibda, y que a algunas personas se avian scandalizado dello y que para saber y averiguar la verdad y Si el dicho padre provincial avia dicho alguna cosa de que debiese ser reprendido, queria hacer ynformaci�n de personas que en el dicho serm�n, se hallaron; y para hacerla mand� parecer ante Si a Juan de Mesa, cl�rigo presbitero, del cual por mi el dicho not(ari)o fue tomado y recebido juramento en forma, por dios e por Sta. Maria e por la se�al de la cruz, sobre la que puso su mano derecha, so cargo del qual prometi� decir verdad de lo que supiese y le fuese preguntado, al cual por su Se�oria Rma le fueron hechas las preguntas siguientes:

[al margen izquierdo:] Testigo Juan de Mesa cl�rigo [letra del Sr. Mont�far].

Fue preguntado c�mo se llama y de qu� edad es, dixo que se llama Juan Mesa, y ques de edad de beinte y seis y beinte y (sic) a�os, poco m�s o menos.

Fue preguntado por las generales.

Dixo que ning(un)a de ellas le empec� [sigue uno o dos renglones en blanco].

Preguntado Si conoce al p(adr)e fray franc(cis)co de bustamante, prouincial de la orden de Sanct fran(cis)co y Si se hall� presente al serm�n que predic� en el monest(eri)o de Sanct Franc(cis)co, en la capilla de Sanct Jo(se)ph, ayer, dia de n(uestr)a se(�or)a de Set(iembr)e, e deste presente a�o de mill e qui(nient)os y cinc(uent)a y seis.

Dixo que lo conoce y que le oy� el dicho serm�n, en la dicha capilla de sanct Joseph, y dijo que le oy� al dicho p(adr)e fray fran(cis)co de bustamante que su yntento no era de quitar la deboci�n a persona ning(un)a, de n(uestr)a S(e�or)a, aunque fuese a una vieja muy peque�a, pero que Si su se�oria rema. Conociera la condici�n de los na(tura)les, como ellos, que temia otro modo o orden al principio en esta deboci�n desta ermita y que tambi�n le oy� dezir que aunque su se�oria Rma era en lo spiritual el principal que tambi�n su se�oria hablando con el S(e�)or Visorrey le dixo que era porque le incumbia , parte para entender en ello o remediallo y tambi�n dixo el dicho fray fran(cis)co de bustamante que si al principio questa deboci�n se public�, se tubiera cuydado en saber el autor dello y si eran verdad los milagros que se dezian, y hall�ndose no ser verdaderos los milagros que, sobre su alma o conciencia le podrian dar cien azotes ,

Folio 9b

y dijo m�s que por la cibdad ha oido dezir y al padre Contreras, capell�n del colegio de los ni�os que avia dicho el dicho prouincial, que no era deboto de n(uest)ra Sra; y a otros (ha) oido dezir que avia dicho el dicho provincial que no era tan deboto como �l queria, pero que como estaba lejos, no oy� estas palabras postreras, que era deboto o no deboto de n(uestr)a S(e�or)a.

Dixo m�s que oy� dezir al dicho prouincial que los religiosos avian trabajado con estos yndios y dotrin�ndolos y ense��ndoles que a un solo Dios abian de adorar, y que aquellas eran pinturas y ymagenes de palo; y que no se acuerda en este articulo m�s, por estar lexos, aunque sabe que otras palabras pasaron m�s entre estas.

Dixo este t(estig)o que le oy� dezir al dicho prouincial que las limosnas que se daban en la dicha ermita se pod�an dar en la cibdad a muchos pobres enbergonzantes y que si alg(un)o o fuese y viniese sano y otro enfermo fuese y viniese peor, por el cansancio del camino, que perderia la deboci�n o diria: ��sta es la Se�ora que hace milagros? �o estos son los milagros?21 y esto dixo por los yndios, que de spa�oles no trat�.

Dixo este t(estig)o que a oydo dezir que despu�s de concluso el serm�n que obo sc�ndalo y corrillos de gentes y que oydo murmurar de lo que predic� el dicho prouincial, y que a Bustamante cl�rigo, le oy� dezir que parecia o que era contrario a lo que Su Se�ora rrevma, habia predicado y que �sta es la verdad para el juram(ent)o que hizo. Fu�le leydo y retificose en ello y firm�lo de Su nombre.

Fr. (ater) A.

archieps, mexicanus

(r�brica)

Joan de Mesa, cl�rigo

(r�brica)

E luego incontinente su Se�oria Revma, mand� al dicho Jo(an) demesa, cl�rigo, so cargo del juram(ent)o que tiene hecho y so pena descomuni�n mayor, finica pro trina monicione praemisa, cuya absoluci�n en si reserbaba lo contrario haziendo, que guarde y tenga secreto de todo lo susodicho, y no d� parte dello a nadie: el qual dixo que ansi lo cumpliria y guardaria.

Folio 10a

[En el margen izquierdo superior:] Testigo Juan de Salazar [mano del Sr. Mont�far].

E despu�s de lo susodicho en la dicha cibdad de m�x(ic)o el dicho dia mes e a�o susodichos para ynformaci�n de lo susodicho, Su Se�oria r(evendisi)ma del arzo(bis)po mi se(�)or mand� parecer ante si a Joan de Salazar, procurador deste real audiencia, del qual por mi el dicho not(ari)o, en presencia de Su se�oria r(everendisi)ma, fue tomado y recibido juramento en forma, por dios e por Sta Maria e por la se�al de la cruz, en que puso su mano derecha, so cargo del qual, prometi� dezir verdad de lo que supiese y le fuese preguntado y por Su Se�oria rma, le fueron hechas las preguntas siguientes.

Primeramente fue preguntado c�mo se llama y qu� edad tiene, dixo que se llama Joan de Salazar, ques procurador desta real audiencia y que es de edad de treinta y ocho a�os, poco m�s o menos, y que conoce al p(adr)e fray franc(cis)co de bustamante, frayle profeso y prouincial de la orden de los franciscos; y que no le toca ni empece ninguna de las generales

[un rengl�n en blanco]

Preguntado si este t(estig)o ayer martes, dia de la Natividad de n(uestr)a Sra, que se contaron ocho dias deste presente mes de (tiembr)e, estuvo en misa, en el monasterio de Sanct Francisco, desta cibdad de M�x(ic)o y, en ella, oy� misa mayor y el serm�n que el dicho fray Francisco de bustamante predic�;

Dixo queste t(estig)o estubo en misa el dia que les preguntado y que oy� el dicho serm�n y en el oy� al dicho fray fran(cis)co de bustamante dezir, en lo tocante a la deboci�n que se avia tomado a n(uestr)a Sra de Guadalupe, quest� junto a esta cibdad, que no sabia a que efecto se tenia la dicha deboci�n, porque era dar a entender a los yndios na(tura)les desta tierra, al contrario de lo que �l y otros religiosos, con mucho sudor, les avian predicado; porque les daban a entender que aquella ymagen de n(uestr)a Sra de Guadalupe haz�a milagros; y, como algunos yndios coxos ciegos o mancos yban a ella con a(que)l prop�sito y no tomaban sanos antes peores con el cansancio del camino, lo tenian por burla; y que seria mejor que se procurase de quitar a(que)lla deboci�n, por el sc�ndalo de los na(tura)les, y que tenia entendido que en la romeria que a la dicha igl(esi)a se hazia, se cometian ofensas a dios nuestro S(e�)or y que se maravillaba mucho de que el S(e�)or arzobispo ubiese predicado, en los p�lpitos y afirmado los milagros, que se dezia que la dicha ymagen avia hecho, siendo prohibido, como el dicho S(e�)or Arz(obis)po lo habia predicado tres dias antes; y que las limosnas que alli se daban, seria mejor convertirlas en pro de los hospitales desta cibdad, mayor(men)te el de las bubas, por averle quitado la mayor parte de la renta que �l tenia; y que las dichas limosnas que se daban a la hermita de Guadalupe, no sabia en qu� se gastaban ni consumian y que para remedio desto, y pa(ra)

Folio 10b

que no fuese adelante, el remedio dello tocaba al S(e�)or bisorrey y toda la audiencia, que estaba presente, siempre protestando que a los devotos de n(uestr)a Sra no fuese �l parte para quitarle su deboci�n.

A la quarta pregunta dixo que la sabe como en ella se con(tie)ne por averse hallado presente, como dicho tiene, presente (sic) al dicho serm�n.

A la quinta pregunta dixo que las mismas palabras contenidas en la dicha pregunta, este te(stig)o oy� dezir al dicho padre bustamante, como en ella se contiene, el qual al tiempo que las dezia mostr� un rrostro muy ayrado, mostrando tener gran c�lera contra lo que en este caso, el dicho S(e�)or avia predicado y sustentado, la devoci�n de la dicha hermita; y esto es lo que sabe tocante a la dicha pregunta.

A la sesta pregunta dixo que las mismas palabras y como la pregunta lo dize, las dixo el dicho fray F(rancis)co de Bustamante; porque este t(estig)o se las oy�, como dicho tiene, estando presente, y con la misma c�lera que, en la pregunta antes desta, tiene dicho.

A la s�tima pregunta dixo que se remite a lo que tiene dicho en la segunda pregunta, y lo mismo responde a la octava pregunta y lo mismo a la novena pregunta.

A la d�cima pregunta dixo que lo que della sabe,es que este o oy� dezir al dicho Fran(cis)co de Bustamante, que fuera justo que al primer ynventor que public� que la dicha ymagen de n(uestr)a Sra de Guadalupe avia hecho milagros, sobre su �nima, le obieran dado cien azotes, caballero en un asno; y questo sabe y no se acuerda de m�s.

A la onzena pregunta, que se remite a lo que tiene dicho en la segunda pregunta, y lo mismo dize y responde a las doce preguntas (sic).

A las trece preguntas (sic), dice que lo que de ella sabe, es que, a lo que a este t(estig)o le pareci�, que algunos vezinos desta cibda , que estaban junto a este t(estig)o, oyendo el dicho serm�n, se escandalizaban y tubieron pena de lo que el dicho prouincial dezia; porque pretendian ser debotos de Nuestra Sra; y asi le pareci� a este t(estig)o; y que, despu�s de salidos del dicho serm�n, oy� dezir este testigo a muchas personas que no les avya parecido bien lo que, en este caso, el dicho fray Fran(cisc)o de Bustamante avia dicho, por aver tocado en la deboci�n de n(uestr)a Sra de Guadalupe; y en toda la mayor parte desta cibdad a visto este testigo, que a tenido y tiene deboci�n y an ocurrido a ella con sus limosnas y oraciones; y esto es lo que sabe para el juramento que tiene hecho y firm�lo de su nombre.

Folio 11a

Preguntado si oy� el serm�n que tres dias antes Su Se�oria Rma., predic� en esta ciudad y c�mo, en �l, procur� de persuadir a todo el pueblo a devoci�n de Nuestra Se�ora, diciendo c�mo Su Hijo precioso en muchas partes pon�a devoci�n a la imagen de su Madre preciosa en los pueblos y despoblados y para esto se�al� a Nuestra Se�ora la Antigua y de los Remedios y Nuestra Se�ora de Monserrrate y de la Pe�a de Francia y nuestra Se�ora de Lorito (sic).

Dixo que este testigo se hall� presente al serm�n que le es preguntado que hizo el Se�or Arzobispo, y las mismas palabras y por el mismo orden que le es preguntado, se las oy� decir, con la cuales puso mucha devoci�n a todo el pueblo; y asi toda la mayor parte de la dicha ciudad, como dicho tiene, ha visto este testigo que sigue y prosigue la dicha devoci�n de Nuestra Se�ora y este testigo, de m�s de esto, ha oido decir que, aunque los religiosos de las �rdenes que residen en M�xico que son predicadores y han procurado de estorbar la dicha devoci�n, no les aprovechan nada, antes ser�n espuelas para que con m�s ardor visiten y sirvan a la dicha ermita.

Preguntado si Su Se�oria Revma., en el dicho serm�n dixo que en el Concilio Lateranense, en una sesi�n, se mandaron dos cosas sopena de excomuni�n al Sumo Pontifice reservada: la una que nadie infamase a los prelados y la otra que ninguno predicase milagros falsos ni inciertos; y que Su Se�oria no predicaba milagro ninguno de los que algunos decian haber hecho la dicha imagen de Nuestra Se�ora ni hacia caso de ellos, porque no tenia informaci�n hecha de ellos; que andaba haciendo la informaci�n Y, seg�n lo que se hallase por cierto y verdadero, aquello se predicaria o disimularia; que los milagros que su Se�oria predicaba de Nuestra Se�ora de Guadalupe, era la gran devoci�n que toda esta ciudad ha tomado a esta bendita imagen, y los indios tambi�n, y c�mo van descalzas las se�oras principales y muy regaladas y a pie, con sus bordones en las manos, a visitar y encomendar a Nuestra Se�ora; y de esto los naturales han recibido grande ejemplo y siguen lo mismo.

Dixo que, como este testigo tiene dicho, se hall� presente al sermon que el dicho se�or Arzobispo predic� (y) le es preguntado y que, encuanto decir, como el dicho Fray Francisco de Bustamante dijo, que el se�or Arzobispo que (a)probaba los milagros que se decia haber hecho la dicha imagen de Nuestra Se�ora de Guadalupe, fue testimonio que se le levant�, porque no dijo sino que, aunque le habian dicho algunos milagros, que, por el presente, no queria tratar de ellos, hasta haber acabado la averiguaci�n que de ellos andaba haciendo; porque este testigo oy� decir al dicho Se�or Arzobispo que en el Concilio que en la pregunta se declara, se habia prohibido y puesto pena de exco

Folio 11b

muni�n a quien predicase milagro falso o incierto y que lo que este testigo oy� decir al dicho Se�or Arzobispo de los milagros que habia hecho, es que muchas se�oras de este pueblo y doncellas asi de calidad como de edad, iban descalzas y con sus bordones en las manos a la dicha ermita de Nuestra Se�ora, y que asi este testigo lo ha visto, porque ha ido muchas veces a la dicha ermita; de que este testigo no poco se ha maravillado; por haber visto muchas viejas y doncellas ir a pie, con sus bordones en las manos, en mucha cantidad a visitar la dicha imagen; y esto es lo que sabe.

Preguntado si sabe que Su Se�oria Revma., ha mandado predicar y, en su presencia, se ha predicado a los indios c�mo han de entender la devoci�n de la imagen de Nuestra Se�ora, c�mo no se hace la reverencia a la tabla ni a la pintura, sino a la imagen de Nuestra Se�ora, por raz�n de lo que representa, que es a la Virgen Maria, Nuestra Se�ora; y como la reverencia que a la imagen se hace no para alli, sino va a lo representado por ella y que asi deben de entenderlo, dijo que este testigo, como dicho tiene, ha ido algunas veces a la dicha ermita de nuestra Se�ora y, entre ellas, ayer, que se contaron ocho dias de este presente mes, y estando en ella, dende a poco rato, lleg� el dicho Se�or Arzobispo; al cual este testigo sali� a recibir con algunos amigos. Y llegados a la iglesia, el dicho Se�or Arzobispo hizo oraci�n, y hecha, se volvi� a hablar con muchos indios que alli estaban, y, c�mo no sabia la lengua para podelles hablar, mand� a un Sacerdote que se llama... de Manjarrez, que les declarase lo que el dicho Se�or Arzobispo les queria decir, el cual como lengua que es, les dijo todas las palabras en la pregunta contenidas; y este testigo lo sabe, porque, Como dicho tiene, se hall� presente, por que medianamente entiende la lengua de los indios.

Preguntado si este testigo ha visto que, despu�s que se ha manifestado y divulgado la devoci�n de la dicha ermita de Nuestra Se�ora de Guadalupe, ha visto que han cesado, en esta ciudad de M�xico, muchos juegos y muchos placeres ilicitos, como era que muchas personas se iban a las huertas, desde la ma�ana hasta la noche, y muchos de ellos sin oir misa, y otras personas estaban tres y cuatro dias en sus regocijos y pasatiempos, sin tornar a esta ciudad, donde se hacian ofensas a Dios Nuestro Se�or; para lo cual y viendo la disoluci�n que en este caso habia, el arzobispo, de buena memoria, pasado, prohibi� y mand� que ningfin sacerdote dijese misa en ninguna huerta, y lo mismo ha hecho el dicho Se�or Arzobispo presente, por evitar los dichos males; y que los fieles oyesen misa y serm�n.

Dijo que este testigo como vecino que es de esta Ciudad, por trato y conversaci�n que en ella tiene, vio, de mucho tiempo

Folio 12a

a esta parte, asi en el tiempo del Se�or Arzobispo pasado Como del presente, ir mucha gente a las huertas, asi hombres Como mujeres, y a ellas llevar muy bien repuesto de comida y cena, donde, en algunas partes, que este testigo se hall�, vio jugar y hacer otros excesos; y que, despu�s aci que se divulg� la devoci�n de nuestra Se�ora de Guadalupe; ha cesado mucha parte de lo que tiene dicho, y ya no se platica otras cosas en la tierra, sino es: d�nde quereis que va(ya)mos? V�monos a Nuestra Se�ora de Guadalupe; que le parece a este testigo que est� en Madrid que dicen: Vamos a Nuestra Se�ora de Atocha; y en Valladolid: a nuestra Se�ora del Prado. Y que, a lo que tiene entendido este testigo, que ha sido muy gran bien y mucho provecho para las �nimas haberse principiado la devoci�n de Nuestra Se�ora de Guadalupe, adonde los que van, hallan continuamente misas que los fieles y devotos mandan decir, y, algunos dias de fiesta, sermones; y esto es lo que sabe y firm�lo de su nombre. Fuele encargado el secreto, sopena de excomuni�n a Su Se�oria reservada; el cual dijo que asi lo guardaria.

[El Sr. Arzobispo no firm� ni �ste, ni las siguientes actas, hasta fol. 16a] (Al margen izquierdo:) Testigo Marcial de Contreras [letra del Sr. Mont�far]

Johan de Salazar (r�brica)

despu�s de lo susodicho, en la dicha ciudad de M�xico, el dicho dia, mes e afio susodichos, para informaci�n de lo susodicho, Su Se�oria Rma., del Arzobispo mi Se�or, mand� parecer ante si a Marcial de Contreras, cl�rigo presbitero, del qual, por mi el dicho notario, en presencia de Su Se�oria fue tomado y recibido juramento en forma, por Dios y por Santa Maria e por la se�al de la cruz, en que puso su mano derecha, so cargo del cual prometi� de decir verdad de lo que supiese y le fuese preguntado y por Su Se�oria Rma., le fueron hechas las preguntas siguientes:

Primeramente fue preguntado c�mo se llama y qu� edad tiene, dixo que se llamaba Marcial de Contreras, cl�rigo presbitero y que ser� de edad de veinte y ocho a�os a veinte y nueve a�os, poco mas o menos;

y preguntado si conoce a Fray Francisco de Fustamante (sic) , (pro)vincial de la orden de San Francisco, dijo, que si, que dos veces le habia visto predicar y que ha oido decir que se llama asi, y que no le tocan ni empecen las generales.

preguntado si ayer, que se contaron ocho dias del presente mes de setiembre, oy� en sanct Francisco, en la capilla de Sanct Joseph al dicho Fray Francisco de Fustamante (sic) predicar de nuestra se�ora, especialmente en lo tocante a la devoci�n que esta ciudad tiene en la imagen de Nuestra Se�ora, que est� en la ermita que dicen de Nuestra Se�ora de Guadalupe, media legua de dicha ciudad, dijo que lo que le oy� decir es lo siguiente: Yo no soy devoto de Nuestra Se�ora, quisi�ralo ser; si pensase a las m�s pobre vieja quitalle su devoci�n, no me ternia por buen cristiano; y el Prelado lo hace; pero quitar a los indios aquello que a�os ha que predicamos, aunque yo no he hecho a indios sino pocos sermones, y es que no adoren a Nuestra Se�ora por Dios, que son muy devotos y que estas im�gines son de piedra y de palo, y que estan para que nos acordemos por ellas de las que est�n arriba, y que vengan agora a decir que una imagen que est� alli pintada de un indio que hace milagros...

Folio 12b

Dixo m�s que le oy� decir al dicho prouincial que una de las cosas contrarias, para la buena cristiandad de los naturales, era sustentar la devoci�n de la dicha ermita de Nuestra Se�ora de Guadalupe; porque, desde su conversion, se les habia predicado que estas im�genes y las dem�s, servian solamente para que, por ellas, nos acordasemos de las del cielo.

Otro s� dijo que en la ciudad hay gran sc�ndalo, a lo que este testigo ha oido, de lo que el dicho provincial predic�; y que seria bueno enviarlo a Espa�a; y que esta es la verdad. Y fuele leido y rectific�se en ello; y dijo que otras cosas dicen por ahi que dijo, las cuales no oy� este testigo; porque como oy� lo que dicho tiene, dijo entre si: esto parece que va con pasi�n, no lo quiero oir; y saliose de la iglesia. Y firm�lo de su nombre.

Marcial de Contreras (r�brica)

[Testigo: el Bachiller Puebla]

E despu�s de lo susodicho en la dicha ciudad de M�xico el dia,

mes e a�o suso dichos para su informaci�n de lo susodicho, Su

Se�oria Rma., mand� parecer ante si al bachiller Puebla, cl�rigo presbitero, al qual por mi el dicho notario y en presencia de Su Se�oria Revma., fue tomado juramento en forma por Dios y por Santa Maria e por la se�al de la cruz en que puso su mano derecha, so cargo del cual prometi� decir verdad de lo que supiese y le fuese preguntado; y por su Se�oria Rvma., le fueron hechas las preguntas siguientes:

Preguntado c�mo se llama y qu� edad tiene, dixo que se llama el bachiller Puebla y que es de edad de cuarenta a�os y que no le tocan las generales.

Fu�le leido un interrogatorio hecho por ciertos memoriales que trujeron diversas personas que oyeron predicar a fray Francisco, de Bustamante, provincial, de la orden de San Francisco, antier dia de la Natividad que se contaron ocho del presente mes de Setiembre, por el cual fue declarando lo siguiente: el cual suplic� a Su Se�oria que no le mandase decir en esta causa, pues el serm�n fue p�blico y hay muchos testigos, porque �l es capell�n del Ilmo. Virrey y de la Audiencia Real, y recibiria se�alada merced que no le mande decir en esa causa; y Su Se�oria rma. le dijo que, porque esta causa es de materia sutil y de letrados, conviene tomar el dicho suyo, como de persona docta y leida, que notar�a bien lo que oy�, y asi le mand� so pena de excomuni�n.

Folio 13a

mayor latae sententiae unica protrina monitione praemissa, en la cual ipsofacto incurra, lo contrario haciendo, cuya absoluci�n en s� reserv�, que diga la verdad de todo lo que supiere y le fuere preguntado; y dijo que como hijo de obediencia, que si.

Preguntado por la primera pregunta del dicho interrogatorio, dice que la sabe como en ella se contiene y asi pas�.

A la segunda dijo que �l se hall� el dicho d�a en el serm�n, como dicho tiene, y el dicho provincial dijo... Que por las preguntas del dicho interrogatorio quiere ir diciendo, para mejor acordarse.

Preguntado si quando [sigue en blanco en el original].

3 A la tercera pregunta dixo que haberse parado atemorizado y de color mortal el dicho provincial, dixo que no advirti� en ello y que dijo que �l no era devoto de Nuestra Se�ora o poco devoto , y que este testigo lo juzg� haberlo dicho por humildad y porque no pareciese alabarse; y lo dem�s dice que asi pas� como la pregunta lo dice.

4 A la cuarta pregunta, dixo que, a la letra, como en ella se contiene, lo dijo el dicho provincial, y asi se lo oy� este testigo.

5 A la quinta pregunta dijo que no se acuerda de lo en ella contenido.

6 A la sexta, dijo que asi pas� como en ella se contiene y el dicho provincial dijo lo que en ella contiene y el dicho provincial lo dijo.

7 A la s�tima pregunta dijo que es la verdad que el dicho provincial dijo lo que en ella contenido.

8 En la octava pregunta dixo que es la verdad que el provincial dixo que la limosna que, en la dicha ermita se daba, fuera mejor darla a pobres vergonzantes y al hospital de las bubas; lo dem�s que no se acuerda.

9 A la nona pregunta dijo que el dicho provincial dijo, en el dicho serm�n, lo dicho en la dicha pregunta contenido, excepto en lo postrero que dice la pregunta, que habia dicho que si esta devoci�n iba adelante, prometi� de jam�s predicar a indios, porque seria tornar a deshacer lo hecho. Dice que no se acuerda bien si dijo que si esta devoci�n iba adelante, pero de prometer de no predicar a indios, acu�rdase bien que lo dijo.

10 A la d�cima dijo que es verdad que el dicho provincial dijo que fuera bien que al primero que lo invent�, le dieran ciento o doscientos azotes.

11 A la und�cima pregunta dixo que el dicho provincial lo dijo todo, como en ella se contiene.

12 A la doce dijo que no se acuerda de ella.

13 A la trece dijo que es verdad que alli en la iglesia y despu�s en la ciudad ha habido grande scandalo, sobre las cosas que el dicho provincial predic�, y asi muchas personas escandalizadas, de lo que habian oido, venian a preguntar a este testigo que le parescia; y que les decia que no bien y que habia sido esc�ndalo.

14 A la �ltima dijo que asi es p�blico y notorio, como el serm�n fue p�blico.

Folio 13b

Dixo que �sta es la verdad para el juramento que tiene hecho y ley�sele y retific�se en ello y firm�lo de su nombre, el cual interrogatorio est� firmado del dicho bachiller Puebla.

El Bachiller Puebla (r�brica)

[Testigo: el Bachiller Francisco de Salazar]

E despu�s de lo susodicho, en la dicha ciudad de M�xico, el dicho dia, mes e a�o susodichos, Su Se�oria Revma., para informaci�n de lo susodicho, mand� parecer ante s� al bachiller Francisco de Salazar, del cual por Su Se�oria Rvma., fue tomado y recibido juramento en forma por Diose por Santa Maria y por la se�al de la cruz, sobre que puso su mano derecha, so cargo de lo cual prometi� decir verdad de lo que supiese y le fuese preguntado; y por Su Se�oria Revma., le fueron hechas las preguntas siguientes, el cual dijo a la soluci�n del dicho juramento: Si juro y am�n.

Preguntado c�mo se llama y qu� edad tiene y qu� oficio, dijo que se llama el bachiller Francisco de Salazar y que es abogado de esta Real Audiencia y que no le tocan las generales. [Un rengl�n en blanco]

A la primera pregunta del interrogatorio dijo que conoce al padre fray Francisco de Fustamante (sic), provincial de la orden de Se�or San Francisco, puede haver cinco a�os poco m�s � menos, y que este testigo se hall� presente al serm�n que el susodicho predic�, martes que se contaron ocho de este mes de Setiembre, dia del nascimiento de Nuesta Se�ora, en la capilla que llaman de Sant Joseph, que est� en el monasterio de Se�or San Francisco, en esta dicha ciudad; y esto respondi� a esta pregunta.

A la segunda pregunta dijo que lo que sabe del caso es que, estando el dia contenido en la pregunta antes de �sta, este testigo con otras muchas personas que se hallaron presentes al serm�n, que el dicho fray Francisco de Bustamante predic�, vio que el dicho fray Francisco, despu�s de la mayor parte del serm�n, mostrando el rostro atemorizado seg�n sus palabras y la color que mud�, dijo que �l no era deboto de Nuestra Se�ora, lo cual entendi� este testigo que dijo por no alabarse, e que si por alguna palabrao cosa que dijese se quitase a la menor vejezuela la devoci�n, que tal no era su intenci�n y no lo haria como cristiano; pero que le parecia que la devoci�n que esta ciudad ha tomado en una ermita c casa de Nuestra Se�ora que han intitulado de Guadalupe es en gran perjuicio de los naturales, porque les daban

Folio 14a

a entender que hacia milagros, aqu�lla imagen que pint� un indio y a que era dios; y contra lo que ellos habian predicado y d�doles a entender, dende que vinieron a esta tierra, que no habian de adorar aquellas im�genes, sino lo que representaban que est� en el cielo; dem�s que alli se hacian algunas ofensas a Dios Nuestro Se�or, segun era informado, e la limosna que se daba fuera mejor dar�a a pobres vergonzantes que hay en esta ciudad; y aun que no se sabia en que se gastaba, y que mirasen los que alli iban lo que hacian, porque era en gran perjuicio de los naturales; y que fuera bien al primero que dijo que hacia milagros, le dieran cien azotes y al que lo dijere de aqui delante, sobre su �nima, le dieran ducientos, caballero en un caballo; y que encargaba mucho el examen de este negocio al Se�or Visorrey y Presidente e Oidores de la Real Audiencia que estaban presentes; y que, aunque Su Se�oria Revma., dijese otra cosa, que por eso el Rey tenia jurisdicci�n spiritual y temporal; y esto encarg� mucho a los dichos se�ores Presidente e Oidores; y, a�adiendo a estas palabras, dijo que no era bien predicarlo en p�lpitos, primero que estuviesen certificados en ello y de los milagros que se decia que habia hecho y esto respondi� a esta pregunta.

A la tercera pregunta dijo que se remite a lo que tiene dicho en la segunda pregunta.

A la pregunta cuarta dijo que se remite y refiere a lo que tiene dicho en la segunda pregunta.

A la pregunta quinta dijo que se remite a lo que tiene dicho en la segunda pregunta.

A la sexta pregunta dijo que lo que sabe es que el fundamento que esta ermita tiene, dende su principio, fue el titulo de la Madre de Dios, el cual ha provocado a toda la ciudad a que tengan devoci�n, en ir a rezar y encomendarse a ella, y de fuera de esta ciudad. Estando este testigo en la dicha ermita, asi espa�oles como naturales, ha visto entrar en ella con gran devoci�n y a muchos de rodillas, dende la puerta hasta el altar donde est� la dicha imagen de Nuestra Se�ora de Guadalupe. Y �ste le parece fundamento bastante para sustentar la dicha ermita, y querer quitar la tal devoci�n, seria contra toda cristiandad y esto sabe este testigo, porque despu�s que esta devoci�n est� en la dicha ermita, se han quitado los paseos que ordinariamente se solian tener, dende esta ciudad a las huertas de ella, donde muchos espa�oles, por irse a holgar y, algunas veces, a hacer ofensas a Dios Nuestro Se�or, como es p�blico y notorio, dejaban de oir misa, domingos y fiestas de guardar. Y de presente este testigo ha vis to que toda la pl�tica y conversaci�n que en esta ciudad se trata, entre los

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devotos de la Madre de Dios, solamente es que vayan a rezar y encomendarse a ella; y lo tienen por devoci�n muchos ir a caballo y otros a pie; y en ello hay muy gran continuaci�n en la distancia de camino que hay, dende esta ciudad a la dicha ermita; porque alli oyeron sermones y misas y no solamente las personas que sin detrimento de su edad y sin vejaci�n de su cuerpo pueden, van a Pie, pero mujeres y hombres de edades mayores y enfermos, con esta devoci�n van a la dicha ermita. Y ansimesmo este testigo ha visto que los ni�os peque�os que tienen entendimiento, como ven a sus padres y a otras personas tratar de esta devoci�n, importunan mucho que los lleven alli; por donde notoriamente se colige sustentar la dicha ermita y devoci�n, ser� en gran pro y utilidad de esta rep�blica; y lo contrario seria quitar el mantenimiento del �nima, y asi parte de la vida. Y esto responde a esta pregunta.

A la s�tima pregunta dixo se refiere a lo que tiene dicho en la segunda pregunta.

A la otava dijo lo mismo.

A la nona pregunta dijo que se refiere a lo que tiene dicho en la segunda pregunta.

A la d�cima pregunta dijo que se refiere a lo que tiene dicho en la segunda.

A la und�cima dice que se refiere a lo que tiene dicho en la segunda pregunta.

A la doce lo mesmo. A la trece dijo que lo que sabe de ella es que este testigo vio, en muchas personas, que recibieron sc�ndalo con las palabras que el dicho provincial dijo; y de tal manera, que todo lo que habia dicho tocante a la Natividad de Nuestra Se�ora, habia sido como si no hubiera dicho nada, por haber contradicho una devoci�n tan grande que esta ciudad tiene y a ella se mueve todo el pueblo. Y habiendo Su Se�oria animado a la dicha devoci�n, como ordinariamente anima a la dicha ciudad, viendo el buen principio que llevan los espa�oles. Y que de esta manera cree este testigo que redundar� en pro y utilidad de los naturales por lo que ha visto en esta devoci�n, y asi vendr�n a convertirse mayormente. Que este testigo ha visto, hall�ndose presente a ello en la dicha ermita, que Su Se�oria Revma., ha mandado juntar los naturales que a la dicha ermita habian venido y, mediante su int�rprete, Francisco de Manjarr�s, cl�rigo presbitero, persona de buena vida, les diese a entender c�mo habian de adorar, en aquella devoci�n, la imagen de Nuestra Se�ora que alli estaba en el altar, porque representaba la del cielo, Madre de Dios verdadero, y que no hacian reverencia al lienzo ni pintura

Folio 15a

ni palos de las im�genes, sino a las im�genes por lo que representaban; y asi lo hizo el dicho Francisco de Manjarr�s. Y en lo dem�s que esta pregunta dice de no oir serm�n al dicho fray Francisco de Bustamante, dijo que por respeto del esc�ndalo que hubo con la contradicci�n que hizo; y de presente no se trata otra cosa, sino decir: Aunque pesa a Bustamante, hemos de ir a servir a Nuestra Se�ora donde quiera que su imagen est�; y, contradiga �l la devoci�n cuanto quisiere, que antes es dar a entender que le pesa de que vayan espa�oles alli, y, de aqui adelante, si ibamos una vez, iremos cuatro; y por estas causas han perdido muchas personas la devoci�n que tenian con los sermones del dicho fray Francisco de Bustamante. Y esto es lo que sabe para el juramento que hizo y no otra cosa. Y si�ndole leido por mi el dicho notario y en presencia de su Se�oria Revma., se rectific� en ello y dijo que era la verdad y firm�lo de su nombre.

El Bachiller Salazar (r�brica)

[Testigo: Gonzalo de Alarc�n]

E despu�s de lo susodicho, en la dicha ciudad de M�xico, el dia, mes e a�os susodichos para informaci�n de lo susodicho su Se�oria Revma., del Arzobispo mi Se�or, mand� parecer ante si a Gonzalo de Alarc�n, del cual por Su Se�oria Revma., fue tomado y recibido juramento en forma, por Dios y por Santa Maria e por la se�al de la cruz sobre que puso la mano derecha; so cargo de �l prometi� decir verdad de lo que supiese y le fuese preguntado. E por Su Se�oria Revma., fueron hechas las preguntas siguientes:

Preguntado c�mo se llama y de qu� edad es, dijo que se llama Gonzalo de Alarc�n y que es de edad de cuarenta a�os, poco m�s � menos, y que no le tocan las generales, mas que este que declara vino arrimado, a Su Se�oria de Spa�a y que siempre ha tenido a Su Se�oria por se�or, aunque vive por si en Su casa. Y preguntado si conoce a Fray Alonso de Santiago, fraile de la orden de San Francisco, dijo que conoce a Fray Alonso, fraile de la orden de Sant Francisco, porque le ha visto y hablado con �l, en el monasterio del dicho San Francisco, y que ha oido decir que se llama por sobrenombre de Santiago, que es hombre bien dispuesto, moreno, y que estuvo en el serm�n que hizo el Illmo. Se�or Don Alonso de Mont�far, arzobispo de esta Santa Iglesia de M�xico, el domingo que pas�, que se contaron seis dias del mes de setiembre del a�o susodicho, porque este testigo estuvo con �l en el dicho sermon.

Preguntado que es lo que ha oido decir al dicho fray Alonso de Santiago, de la imagen de Nuestra Se�ora de Guadalupe que est� en una ermita media legua

Folio 15b

de esta dicha ciudad, dijo que el mismo domingo en la tarde fueron este testigo y el bachiller Carriazo a Sant Francisco. Estuvieron hablando con fray Antonio de Huete, y despu�s se junt� con los susodichos el dicho Fray Alonso y otros frailes y otras personas legas, especialmente Alonso S�nchez de Cisneros de Madrid, balanzario de la casa de la Moneda. Y el bachiller Carriazo comenz� (a) tratar del serm�n del Ilmo. Se�or Arzobispo que en dia habia predicado, aunque antes se habia tratado ansimesmo de ello. Y a las palabras que dijo el bachiller, respondi� fray Alonso: Asi como comenz� a decir el Ilmo. Sr. Arzobispo: Beati oculi qui vident quae vos videtis, que fue el tema del dicho serm�n, dixo el dicho fray Alonso: Luego vi que iba a parar en Nuestra Se�ora de Guadalupe. Y que tratando de ello, discutieron sobre si era bien que el dicho Se�or Arzobispo prosiguiese la devoci�n de la dicha imagen. Que el dicho Fray Alonso dijo ciertas razones, por do le parecia que no se debia hacer, porque era alterar a los naturales de la tierra y a�n a espa�oles; porque viendo los dichos indios que se hacia tanto caudal de la imagen de Nuestra Se�ora de Guadalupe, que seria escandalizarlos; porque creerian que era aquella la verdadera Nuestra Se�ora y que la adorarian; porque antiguamente ellos solian adorar idolos y que era gente flaca. Y asi mismo el dicho fray Alonso le dixo al dicho bachiller: Aguarde V.M. un poco y traer� un libro y vera un capitulo que habla en el mismo caso. Y fue y lo trujo y lo mostr� al dicho bachiller y �l tom� el dicho libro y ley� la mitad del dicho capitulo y era el terd�cimo Deuteronomio. Y tratando sobre otras cosas, asimismo se dijo alli que ya que el Ilmo. Se�or Arzobispo quisiese que, por devoci�n se fuese a aquella ermita, habia de mandar que no se nombrase de Nuestra Se�ora de Guadalupe, sino de Tepeaca o Tepeaquilla; porque, sin en Espa�a, Nuestra Se�ora de Guadalupe tenia aquel nombre, era porque el mesmo pueblo se decia asi de Guadalupe.

Preguntado a qu� fin trujo el dicho libro, el dicho fray Alonso de Santiago, dijo que a respecto de lo que alli se trat� y que fue que el dicho bachiller dijo: Mira que dice aqui solamente habemos de adorar y servir a Nuestro Se�or.

Preguntado si es verdad que trat�ndose alli si se habia de hacer procesi�n a la dicha ermita, el dicho Fray Alonso de Santiago dixo: El dia que se hiciese, se habia de ir el Virrey con los conquistadores a hacer alarde a Chapultepeque. Dijo que es verdad que pasaron estas palabras y otras semejantes, porque las dijo el dicho fray Alonso.

Preguntado si sabe que en esta ciudad ha habido grande esc�ndalo por un serm�n que predic� Fray Francisco de Bustamante, provincial de San Francisco contra la devoci�n de la dicha ermita. Dixo que este que declara no estuvo en el dicho serm�n, pero que a muchas personas de las principales de esta ciudad y a Oidores ha oido tratar y tratado con ellos del dicho serm�n, y todos los que de �l han tratado y trataban, les pareci� muy mal y que no eran palabras las que dijo que se habian de decir especialmente en p�lpito, porque se alteraron las personas m�s

Folio 16a

principales que estuvieron en el dicho serm�n. Y que esta la verdad para el juramento que tiene hecho; y fu�le leido y retific�se en ello y firm�lo de su nombre.

Archiepiscopus Mexicanus

Gonzalo de Alarc�n (r�brica)

[Testigo: Alonso S�nchez de Cisneros]

E despu�s de lo susodicho, en la dicha ciudad de M�xico, el dicho dia, mes e a�o susodichos, para informaci�n de lo susodicho, Su Se�oria Revma. mand� parecer ante s� a Alonso S�nchez de Cisneros, vecino de esta ciudad, del cual por Su Se�oria Revma., fue tomado y recibido juramento en forma, por Dios y Santa Maria y por la se�al de la cruz, en que puso su mano derecha, so cargo del cual prometi� decir verdad de lo que supiese y le fuese preguntado., y por Su Se�oria Revma., le fueron hechas las preguntas siguientes:

Preguntado c�mo se llama y qu� edad tiene, dixo que se llama Alonso S�nchez de Cisneros y que es de edad de m�s de treinta y cinco a�os.

Preguntado por el dicho interrogatorio, a la primera pregunta, dixo que le conoce y que se hall� en el serm�n del dicho provincial en el dicho dia de Nuestra Se�ora de Setiembre.

A la segunda dixo que le oy� decir al dicho provincial que �l y todos los demas religiosos habian procurado con muy grande instancia de evitar que los naturales de esta tierra tuviesen su devoci�n y oraci�n en pintura y en piedras, por quitarles la ocasi�n de sus ritos y ceremonias antiguas de adorar en sus idolos; y con esta devoci�n nueva de Nuestra Se�ora de Guadalupe, parecia que era ocasi�n de tornar a caer en lo que antes habian tenido; porque era una pintura que habia hecho Marcos, indio pintor, y que para aquella devoci�n aprobarla y tenerla por buena, era menester haber verificado los milagros y comprob�dolos con copia de testigos; pero que �l tenia a Su Se�oria del Se�or Arzobispo, por tal persona en ciencia y conciencia, que lo habria todo mirado bien, como persona a cuyo cargo est� el estado eclesi�stico; pero junto con esto el Ilmo. Visorrey, los se�ores Oidores, Como Supremos asi en lo eclesi�stico como en lo seglar, lo examinasen; pues era a Su cargo, Como personas que en el todo est�n por su Majestad y que tenia por cosa m�s pia y me

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ritoria socorrer los hospitales y necesitados de la ciudad que sabia que padecia necesidad extrema, que no ir a semejantes romerias.

A la tercer que no sinti� de haber perdido el color, porque estaba este testigo lexos del p�lpito, y que le oy� decir que no era devoto de Nuestra Se�ora, pero que entendi� que era con humildad, y dijo que le oy� decir todo lo dem�s contenido en la pregunta.

A la cuarta pregunta dijo, que dice lo que dicho tiene y a ello se refiere, y lo dem�s no se acuerda.

A la quinta pregunta dijo que es la verdad que le oy� estar muy firme en contradecir la devoci�n de la dicha ermita, y que, en lo dem�s, dice. lo que dicho tiene.

A la sexta pregunta dijo que no se acuerda.

A la s�tima pregunta dixo que no est� muy entero en ella; pero que le parece que se lo oy�.

A la octava pregunta dijo que ya tiene dicho en la segunda pregunta, y que a ella se refiere, en lo postrero de la dicha pregunta, que dice que no sabia en que se gastaban las limosnas, dice que no se acuerda hab�rselo oido.

A la nona pregunta dijo que,le parece a este testigo que asi se lo oy� decir al dicho provincial.

A la d�cima pregunta dijo que le parece que asi se lo oy� decir en el serm�n.

A la und�cima pregunta dice lo que dicho tiene en la segunda pregunta. A la doce pregunta dijo que dice lo que tiene dicho en la segunda.

A la trece pregunta dijo que vido estar confusos la mayor parte de los que oyeron el serm�n, de haber oido lo que trat�, tocante a la devoci�n de la dicha ermita; y que muchos de los que estaban cerca de este testigo les oy� decir: Mejor estuviera esto por decir. Y dice que es p�blica voz y fama lo contenido en el dicho serm�n del dia de Nuestra Se�ora de setiembre.

Preguntado si el domingo pasado, antes de la dicha fiesta, que se contaron seis dias de setiembre, si estuvo en San Francisco con ciertos religiosos de los cuales o alguno de ellos mostr� contrariedad a la dicha imagen y ermita, dixo que es la verdad que estuvo alli con ellos y que sinti� de ellos ser de la misma opini�n que el provincial.

Preguntado que es lo que alli se trat� contra la dicha imagen, dijo que oy� decir a fray Antonio de Huete, fraile de la dicha orden, que se debiera dar el nombre de Tepeaquilla que era el lugar donde estaba la iglesia (e) imagen, y que, primero que se aprobara la dicha devoci�n, habian de estar comprobados

Folio 17a

los milagros y que esto es lo que oy� decir; y ansi mesmo a fray Alonso de Santiago, fraile de la dicha orden, no estar en lo hecho de la dicha devoci�n; y que para ello sac� un libro, para probar su intenci�n en que a solo Dios se debe la adoraci�n, y que esto parece que le oy� decir a este dicho fraile.

Preguntado el libro que alli trujo el dicho fray Alonso de Santiago, si era de las Sagradas Escrituras, y para que fin lo trujo, y qu� es lo que en �l ley�, dixo que no sabe qu� libro era, m�s de que ley� en �l, c�mo se debia a solo Dios la adoraci�n, como dicho tiene, y que tambi�n oy� decir al dicho fraile c�mo habia tratado el mismo negocio con el doctor Rafael Cervantes, tesorero de esta santa iglesia. Y que esta es la verdad para el juramento que tiene hecho.

Fu�le leido ante Su Se�oria revma.y retificose en ello y firm�lo de su nombre

Alonso S�nchez de Cisneros (r�brica)

[Testigo:Alvar G�mez de Le�n]

E despu�s de lo susodicho, en la dicha ciudad de M�xico, el

dia, mes e a�o susodichos, para informaci�n de lo susodicho, Su

Se�oria Revma.mand� parecer ante si, a Alvar G�mez de Le�n, del cual Su Se�oria Revma., tom� y recibi� juramento en forma por Dios e por Santa Maria e por la se�al de la cruz, en que puso Su mano derecha, so cargo del cual prometi� decir verdad de lo que supiese y le fuese preguntado y por Su Se�oria Revma., le fueron hechas las preguntas siguientes:

A la primera pregunta dijo que conoce al dicho Fray Francisco de Bustamante, contenido en la dicha pregunta, y que se hall� en el serm�n contenido en la dicha pregunta. Dijo que se llamaba Alvar G�mez de Le�n, y que es de edad de cincuenta y cinco a�os poco m�s o menos, y que no le tocan las generales.

A la segunda pregunta dijo que lo que oy� en el serm�n del dicho Bustamante, fue que los religiosos habian trabajado con estos naturales en dalles a entender que Nuestra Se�ora no era Dios, porque aunque el arzobispo habia predicado que los indios no eran devotos de Nuestra Se�ora, que eran tan devotos que ellos tenian a Nuestra Se�ora por dios; y que dijo que sustentar esta imagen de Nuestra Se�ora de Guadalupe, que, a lo que entendi� este testigo, que le pareci� al dicho fraile que era yerro; y que aqu�lla no era sino imagen semejanza de la del cielo, que tambi�n habia ac� imagen de Nuestra Se�ora en la iglesia mayor como aqu�lla, y que las limosnas que alli se daban fuera mejor darlas a los mas pobres vergonzantes y al hospital de bubas, que otras obras habia buenas en estas

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en que se podian mejor emplear; y que, aunque algunos iban con devoci�n, otros iban a hacer maleficios y comidas y que dado que Su Se�oria Rma., era el primero en la jurisdicci�n eclesi�stica, que el Se�or Visorrey y los Oidores tenian mano en lo uno y en lo otro; y asi se lo encargaban.

3 A la tercera pregunta dijo que asi se lo oy�, como en ella se contiene; y de pararse atemorizado y la color mortal, que no lo oy�, pero lo ha oido y que es la verdad que dijo que no era devoto de Nuestra Se�ora, pero que lo deseaba ser y que este testigo entendi� que lo dijo por humildad.

4 A la cuarta pregunta dixo que se remite a lo que tiene dicho en la segunda pregunta y que le parece que el dicho prouincial dixo que los religiosos habian dado a entender a los indios que no adorasen las im�genes, sino lo que representan, que est� en el cielo.

5 A la quinta pregunta dijo que dice lo que dicho tiene, y que le parece que lo contenido en la dicha pregunta fue decir que habian dado los religiosos a entender a los indios que no habian de adorar aquellas im�genes que estaban pintadas, sino lo que representa que est� en el cielo y que cree que la intenci�n del dicho padre Bustamante, fue dar entender que la reverencia se debe a lo representado por las im�genes y no a la pintura ni al palo.

6 A la sexta pregunta dijo que asi lo dijo el dicho provincial, como en ella se contiene.

7 A la s�tima pregunta dijo que asi se lo oy� como en ella se

contiene y seg�n dicho tiene.

8 A la otava pregunta dice que dice lo que dicho tiene y lo dem�s que se lo oy� como en ella se contiene.

9 A la nona pregunta dijo que es verdad que dijo que, yendo un indio cojo a la ermita y por venir cansado podria ser venir m�s cojo, y seria darles ocasi�n para quitarle la devoci�n; que no se acuerda bien como dijo esto; y que si esto no se remediaba no predicaria m�s a indios en toda su vida.

10 A la d�cima pregunta dijo que lo que oy� al dicho provincial fue que haci�ndose informaci�n sobre los milagros y no hall�ndose cierta, que sobre su �nima le diesen cien azotes que serian bien empleados.

11 A la und�cima pregunta dice que dice lo que dicho tiene y que asi pas� y lo encarg� el Se�or Visorrey y Oidores.

12 A la doce pregunta dijo que no se acuerda m�s.

13 A la trece pregunta dixo que ha mucho oy� decir que predic� bien en las cosas de Nuestra Se�ora y que en lo dem�s que predic� cerca de quitar la devoci�n de la dicha imagen, dicen que fue muy desacatado contra Su Se�oria Rma. y lo dem�s que no lo sabe.

Preguntando si ha ido alguna vez a visitar la dicha imagen de Nuestra Se�ora en la dicha ermita y si sabe y ha visto el gran concurso de gente

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y devoci�n con que todos visitan a la dicha imagen y dan sus limosnas, dijo que es verdad que ha ido alli una vez y que top� muchas se�oras de calidad que iban a pie y otras personas, hombre y mujeres, de toda suerte a la ida y a la venida; y que alli vio dar limosnas hartas y que, a su parecer que era con gran devoci�n, y que no vio cosa que le pareciese mal, sino para provocar a devoci�n de Nuestra Se�ora y que a este testigo, viendo a los otros con tanta devoci�n le provocaron a m�s y que le parece que es cosa que se debe favorecer y llevar adelante, especial que en esta tierra no hay otra deboci�n se�alada, donde la gente haya tornado tanta devoci�n, y que con esta santa devoci�n se estorban muchos de ir a las huertas, como era costumbre en esta tierra; y agora se van alli donde no hay aparejos de huertas ni otros regalos ningunos m�s de estar delante de Nuestra Se�ora en contemplaci�n y devoci�n, de la manera que van en Madrid, a Nuestra Se�ora de Atocha y, como en muchas partes este testigo ha visto ir los cristianos a otras casas de devoci�n que est�n una, dos y m�s leguas. Y asi dice este testigo que en lo que el dicho padre predic� y toc� en los loores y alabanzas de Nuestra Se�ora, le content� y lo predic� muy alta manera y que en contradecir la devoci�n de la dicha imagen de Nuestra Se�ora de Guadalupe, le pareci� que se desacataba algo contra Su Se�oria Rma. y que �sta es la verdad para el juramento que tiene hecho. Y fu�le leido y fr�ctifase (?) en ello. Y firm�lo de su nombre. Y fu�le encargado el secreto so pena de excomuni�n y dijo que asi lo guardaria.

Fr. A. Archiepiscopus mexicanus

Alvar G�mez de Le�n (r�brica)

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[en blanco]

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[Testigo: Juan de Masseguer]

En veinte y cuatro dias del mes de setiembre de mil e quinientos y cincuenta y seis a�os, pareci� ante Su Se�oria Rma., Juan de Masseguer, vecino y casado en esta ciudad de M�xico y dijo que, el domingo pr�ximo pasado, estando en el monesterio de Santiago de la orden de Sant Francisco de esta ciudad de dicha ciudad (sic) de M�xico, despu�s de otras cosas, platicando con �l un fraile de la dicha orden que se llama fray Luis... de la dicha orden, pregunt� a este testigo que d�nde iba; y este testigo le dixo que iba a Nuestra Se�ora de Guadalupe, porque tenia una hija mala de tose. Y el dicho fraile dixo a este testigo: D�jese de esa borrachera, porque esa es una devoci�n que nosotros todos estamos mal con ella. Y este testigo dijo: Padre, �quereisme vos quitar a mi, mi devoci�n? Y dijo: No; pero de verdad os digo que antes me parece que ofend�is a Dios que no gan�is m�rito; porque dais mal ejemplo a estos naturales; y si Su Se�oria del Arzobispo dice lo que dice, es porque se le sigue su interesse y pasa de sesenta y desvaria ya. Y que esta es la verdad. Y jur� por Dios verdadero y por la serial de la cruz en que puso sus manos que es la verdad lo que dicho tiene, y m�s se acuerda que el dicho fray Luis dijo: Calle que nosotros haremos con que el Arzobispo vaya otra vez por la mar.

Preguntado de qu� edad es y si es duedo y tiene amistad o enemistad con el dicho fray Luis, dixo que es de edad de treinta y cuatro a�os, poco m�s o menos, y que no le tocan las generales; antes el dicho fray Luis ha sido su confesor; y que por parecerle mal las dichas palabras, las viene a decir a Su Se�oria.

Item m�s que este testigo, que es natural de Barcelona, le dijo al dicho fray Luis: Padre, siete leguas de mi tierra, est� Nuestra Se�ora de Monserrate, donde va muy mucha gente y alli hay l�mparas de Su Santidad y de Su Majestad y del rey de Francia y del rey de Inglaterra y de otros se�ores muchos. Y el dicho fray Luis dijo que no se podia quitar las devoluciones de cada uno; pero no estaba aquello aprobado, sino que todo venia del cielo. Y este testigo le dijo: Pues, Padre, esta devoci�n, decidme si es buena o si es mala; porque me estorb�is que no vaya alli. El dicho religioso le respondi�: Digo que m�s ofend�is a Dios que no le serv�s, por amor de estos naturales.

Preguntado si ha ido alguna vez a la dicha ermita de Nuestra Se�ora, dixo que m�s de veinte veces, y ayer particularmente fue alli a llevar una ni�a, hija suya, que estaba mala de tose, pues se ahogaba y la encomend� alli a Nuestra Se�ora y dio su limosna y le hizo decir una misa; y, bendito Dios, la ni�a est� buena.

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Preguntado si, en esta ciudad, generalmente hay gran devoci�n con la dicha imagen que est� en la dicha ermita, dixo que todo el pueblo a una tiene gran devoci�n en la dicha imagen de Nuestra Se�ora y la van a visitar con gran frecuencia de gente y devoci�n con que va a visitar a Nuestra Se�ora de todo g�nero de gente, nobles ciudadanos y indios, aunque sabe que algunos indios han atibiado en la dicha devoci�n, porque los frailes se lo han mandado, seg�n el dicho fray Luis dixo a este testigo. Y dice m�s que el dia de Nuestra Se�ora de la Natividad pr�ximo pasado predic� en Sant Francisco, en la capilla de San Josef, fuera, fray Francisco de Fustamante (sic), provincial de la dicha orden de San Francisco, algunas cosas contra la devoci�n de la dicha imagen y habiendo predicado un serm�n maravilloso y divino de Nuestra Se�ora; por mostrarse, despu�s, contra la devoci�n de la dicha imagen de Nuestra Se�ora, hubo gran esc�ndalo en el auditorio y lo ha habido en la ciudad. Y ha oido a muchas personas de calidad decir que mostr� pasi�n y que se habian escandalizado; y que este testigo dice que el dicho Bustamante ha perdido mucho el cr�dito que tenia en esta ciudad y que, por lo que el dicho Bustamante dijo contra la dicha imagen, no ha cesado la devoci�n, antes ha crecido m�s y que cada vez que alli este testigo, ve alli m�s gente de la que solia.

Preguntado si se acuerda qu� es lo que el dicho Bustamante predic� contra la dicha imagen, dijo que lo que se acuerda que el dicho fray Francisco de Bustamante dijo que ellos habia predicado y dado a entender a los indios que Nuestra Se�ora era Madre de Dios y que no era Dios ni se le debia aquella adoraci�n que a Dios; y que viendo agora el gran concurso de la gente que va all�, a la fama de que aquella imagen, pintada ayer de un indio, que hacia milagros, que era tornar a deshacer lo hecho, y dijo m�s que la limosna que a la dicha ermita se daba, era mejor darla a probes envergonzantes o al hospital de las bubas; porque el tomin o candela que se daba en Nuestra Se�ora de Guadalupe que no sabia en qu� se gastaba. Dijo m�s, que yendo un indio cojo a la ermita y volviendo tan cojo como se fue, era darles ocasi�n a que no creyesen en Dios ni en Santa Maria. Dixo m�s que si el primero que dixo que la dicha imagen hacia milagros fuera bien le dieran cien azotes, sobre su �nima. Dixo m�s que encarg� mucho al Visorrey y a la Real Audiencia que examinasen mucho este negocio, que, aunque esto pertenecia al arzobispo como a juez en lo espiritual, a Su Se�oria y Mercedes les convenia, pues tenian jurisdicci�n espiritual y temporal; por ser patr�n Su Majestad en lo espiritual y temporal; que le mirasen muy bien. Y que �sta es la verdad por el juramento que tiene hecho. Y firm�lo de su nombre.

Item mas dijo este testigo que el guardian de Santiago le dijo que si quisiera tomar la posesi�n antes (?) que el Se�or Arzobispo, yo la podia tomar, y con mas justo titulo. Y este testigo le dijo que no se dice eso en el pueblo, sino que por envidia lo contradecia. Fu�le encomendado el secreto, sopena de excomuni�n. Dijo que lo guardaria.

Fr. A. Archiespicopus Mexicanus [r�brica]

Francisco G�mez de Z�rate, Notario Apost�lico [r�brica]

Juan de Masseguer [r�brica][2]



[1] Uno de los trabajos de Fidel de Jes�s acerca de Zum�rraga, que no menciona al Tepeyac o sus �dolos se puede leer aqu�: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/lecturas/T4/LHMT4_074.pdf Comentario de Fidel de Jes�s: �El presente documento es el resultado de una serie de pol�micas desatadas en la Nueva Espa�a a partir del 8 de septiembre del a�o de 1556. En esos d�as se encontraba al frente de la Arquidi�cesis de M�xico D. Fray Alonso de Mont�far, el 2o. Arzobispo de M�xico, quien es conocido como uno de los principales impulsores del culto Guadalupano. De acuerdo al contenido de la informaci�n de 1556, que a continuaci�n presentamos, fue con motivo de la celebraci�n de la Natividad de Mar�a de 1556 que el reconocido predicador Francisco de Bustamante puso de manifiesto durante un serm�n lo da�ino del culto a la Virgen de Guadalupe, argumentando entre otras cosas que �ste "hab�a sido inventado ayer" y que la imagen de la Virgen "hab�a sido pintada por un indio, Marcos". De acuerdo a algunos de los testigos citados para esta investigaci�n, impulsada por Mont�far, Bustamante juzg� como idol�trico el culto Guadalupano y pidi� la inmediata intervenci�n de las autoridades para erradicarlo; durante su intervenci�n en el p�lpito acus� tambi�n a Mont�far de ser divulgador de los supuestos milagros de la imagen y el santuario. La importancia de este documento para la investigaci�n de los or�genes del Guadalupanismo radica en el hecho de que su contenido nos muestra el ambiente imperante en los a�os siguientes al supuesto inicio de la tradici�n, en 1531. La "Informaci�n de 1556" desat�, muy tempranamente, la discusi�n acerca de la validez del culto en el Tepeyacac al poner en duda varios de sus valores fundamentales. �El documento est� escrito con letra del siglo XVI. Fue publicado por primera vez en 1888 en Espa�a. [Nota: En el comentario original, antes de los puntos suspensivos, Fidel de Jes�s a esto lo llama un �proceso�, lo cual es falso ya que su primera palabra es la que define de lo que se trat� este documento es la palabra: �informaci�n�, lo que significa que Mont�far estaba recabando de manera secreta, bajo orden de excomulgar a sus fieles si divulgaban que �l los hab�a mandado entrevistar; es por esta misma raz�n tambi�n por la cual no hay otro contempor�neo que hable de esta colecta informativa, adem�s se pueden ver las firmas de los testigos, del dise�ador de las preguntas y de los aplicadores de las mismas, as� como la de Mont�far mismo varias veces].� Este documento tambi�n est� disponible en pdf: http://fdocc.ucoz.com/6/fidel_de_jesus_chauvet.pdf

 

[2] Para ver m�s informaci�n netamente hist�rica acerca de esto, favor de ir a: http://fdocc.ucoz.com/6/chema_arreola.htm