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LAS LECTURAS LLAMADAS SEVERĪN.

 

   Josefo nos dice (Vida, § 75) que Tito se llevó con él los códices (o manuscritos) que estaban en el Templo de Jerusalén. Éstos fueron parte del botín que llevó a Roma, y fueron depositados en el palacio real, alrededor del 70 D.C.

   Alrededor del año 220 D.C., el Emperador Severo, quien construyó una sinagoga en Roma llamada con su nombre, entregó el códice del Pentateuco a la comunidad judía.

   Tanto el códice como la sinagoga han desaparecido, excepto una lista de treinta y dos pasajes que ha sido preservada en la Massōrah, en donde éste códice difería, en letras y en palabras, de otros códices. Hay dos listas en existencia: una (de antes del 1280 D.C.) en posesión de la comunidad judía de Praga, y el otro en la Biblioteca Nacional de París (no. 31, folio 399 a). Pero existen otros Severin que han sido preservados, los que se notan al margen de esta edición.

   La siguiente es la lista completa. A aquellos que afectan el sentido y proveen instrucción se les hace referencia en el margen, en notas para los pasajes indicados. Algunos de ellos solamente tienen que ver con la pronunciación, y no poseen instrucción en ellos.¹

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1. Para una mayor información vea La Introducción a la Biblia Hebrea (Introduction to the Hebrew Bible) de Ginsburg, pp. 409-20.