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LOS NEPHĪLĪM, O “GIGANTES” DE GÉN. 6...

 

 

   La progenie de los ángeles caídos con las hijas de Adán (ver notas en Gén. 6, y en el Apéndice 23) son llamados en Gén. 6, Ne-phil'-im, que significa los caídos (de nāphal, caer). Lo que estos seres fueron lo podemos entender solamente de la Escritura. Eran evidentemente grandes en su tamaño, así como grandes en iniquidad. Eran seres sobrehumanos, anormales; y su destrucción era necesaria para la preservación de la raza humana, y para la fidelidad de La Palabra de Jehová (Gén. 3: 15).

   Esto fue por lo que el Diluvio fue traído "sobre el mundo de los impíos" (2 Pe. 2: 5) como Enoc profetizó (Judas 14).

   Pero leemos de los Nephīlīm de nuevo en Núm. 13: 33: "Allí vimos a los Nephīlīm, los hijos de Anac, que vienen de los Nephīlīm". ¿Cómo, nos preguntamos, cómo es posible, si todos ellos fueron destruidos en el Diluvio? La respuesta se encuentra en Gén. 6: 4, en donde leemos: "Había Nephīlīm en la tierra en aquellos días (en otras palabras, en los días de Noé); y también DESPUÉS, cuando los hijos de Dios se llegaron a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos, los mismos llegaron a ser [los] valientes (Hebreo gibbōr, los héroes) de la antigüedad, varones de renombre". (Literalmente, masculinos del nombre, v.gr., que recibieron un nombre y eran renombrados debido a su impiedad).

   Así de que "después", v.gr., después del Diluvio, hubo una segunda irrupción de estos ángeles caídos, evidentemente más pequeña en número y en un área más limitada, porque ellos estuvieron en su mayor parte confinados a Canaán, y fueron de hecho conocidos como "Las naciones de Canaán". Fue para la destrucción de éstos, que la espada de Israel era necesaria, así como el Diluvio lo había sido antes.

   Respecto a la fecha de esta segunda irrupción, fue evidentemente poco después de que se supo que la simiente habría de venir a través de Abraham; porque, cuando salió de Harán (Gén. 12: 6) y entró en Canaán, el hecho significativo se declara: "El Canaanita estaba  entonces [v.gr., ya] en la tierra". Y en Gén. 14: 5 ellos ya eran conocidos como "Rephaim" y "Emim", y se habían establecido en Astarot-carnaim y Save-quiriataim.

   En Gén. 15: 18-21 son enumerados y nombrados entre los pueblos Canaanitas: "queneos, quenezeos, cadmoneos, heteos, ferezeos, refaítas (Rephaim), amorreos, cananeos, gergeseos y jebuseos" (Gén. 15: 19-21; compare con Éx. 3: 8,17; 23: 23. Dt. 7; 20: 17. Jos. 12: 8).

  Éstos tenían que ser eliminados, y expulsados, y completamente destruidos (Dt. 20: 17. Jos. 3: 10). Pero Israel fracasó en esto (Jos. 13: 13; 15: 63; 16: 10; 17: 18. Jue. 1: 19,20,28,29,30-36; 2: 1-5; 3: 1-7); y no lo sabemos cuántos llegaron a otros países escapando de la destrucción generalizada. Si esto se reconociera ayudaría bastante en la solución de muchos problemas relacionados con la Antropología.

  Respecto a sus otros nombres, ellos fueron llamados Anakim, de un Anac que venía de los Nephīlīm (Núm. 13: 33), y Rephaim, de Rapha, otro notable entre ellos.

   En Dt. 2: 10, ellos eran conocidos por algunos como Emim, y Horim, y Zamzumim (v. 20,21) y Avim, etc...

   Como Rephaim ellos fueron bastante bien conocidos, y son frecuentemente mencionados: pero, desgraciadamente, en vez de ello, su nombre propio, que se ha preservado, ha sido traducido de diversas maneras como "muerto", "fallecido", o "gigantes". Éstos Rephaim no van a tener resurrección. Este hecho es declarado en Is. 26: 14 (en donde el nombre propio es traducido como "fallecido", y en el v. 19 como "fallecidos").

En la versión inglesa KJV:

   Es traducido (en la versión inglesa KJV) "muertos" siete veces (Job 26: 5. Sal. 88: 10. Prov. 2: 18; 9: 18; 21: 16. Is. 14: 8; 26: 19).

   Es traducido "fallecido" en Is. 26: 14.

   Retiene su nombre propio "Rephaim" diez veces (dos al margen). Gén. 14: 5; 15: 20. Jos. 12: 15 (al margen). 2 Sam. 5: 18,22; 23: 13. 1 Cr. 11: 15; 14: 9; 20: 4 (el margen). Is. 17: 5.

   En todos los otros lugares es traducido como "gigantes", Gén. 6: 4, Núm. 13:33, en donde es Nephīlīm; y en Job 16: 14, en donde es gibbōr (Apéndice 14.4).

   Leyendo todos estos pasajes el estudiante de la Biblia puede conocer todo que se puede conocer acerca de estos seres.

   Es cierto que la segunda irrupción tuvo lugar antes de Gén. 14, porque allí los Rephaim ya estaban entremezclados con las cinco naciones o pueblos, que incluían a Sodoma y Gomorra, y fueron derrotados por los cuatro reyes bajo Quedarlaomer. Su principal localidad era evidentemente "Astarot.carnaim"; mientras que el Emim se encontraba en la llanura de Save-quiriataim (Gén. 14: 5).

   Anac era un descendiente notable de los Nephīlīm; y Rapha era otro, dando sus nombres respectivamente a diferentes clanes. El padre de Anac era Arba, el constructor original de Hebrón (Gén. 35: 27. Jos. 15: 13; 21: 11); y esta rama Palestina de los Anakim no fue llamada Arbaim conforme a él, sino Anakim según Anac. Ellos eran grandes, bastante fuertes, y altos (Dt. 2: 10,11,21,22,23; 9: 2), evidentemente inspiraron a los diez espías de gran miedo (Núm. 12: 33). Og, rey de Basan se describe en Dt. 3: 11).

   Su fuerza se observa en "las ciudades gigantes de Basán" hasta el día de hoy; y no sabemos que tanto pudieron haber sido utilizados por Egipto en la construcción de edificios, que sigue siendo un problema sin resolver.

   Arba fue reconstruida por el Khabiri o confederados, siete años antes de que Zoan fuera construido por los Faraones egipcios de la decimonovena dinastía. Ver nota en Nm. 13: 22.

   Si éstos Nephīlīm, y su ramificación de Rephaim, hubieran estado asociados con Egipto, tenemos una explicación del problema que por edades ha desconcertado a todos los ingenieros, respecto a cómo es que fueron levantadas esas piedras inmensas e integrado sus monumentos. ¿Por qué no en Egipto también como en "las ciudades gigantes de Basán" que existen, como tales, hasta el día de hoy?

   Además, tenemos en estos fuertes hombres, los "varones de renombre", la explicación al origen de la mitología griega. Esa mitología no era simple invención de la mente humana, sino que creció de las tradiciones, y recuerdos, y leyendas de los hechos de esa tan fuerte raza de seres; y fue gradualmente evolucionado a partir de los "héroes" del Gén. 6: 4. El hecho de que éstos fueron sobrenaturales en su origen constituyó un paso fácil para que fueran considerados como los semidioses de los griegos.

   Por ende, las "Tabletas de la Creación" babilónicas, "El libro de muertos" egipcio, la mitología griega, y las Cosmogonías paganas, que algunos las colocan en una igualdad con la Escritura, o por otros aducidas como respaldo de ella, son todas la corrupción y perversión de verdades primitivas, distorsionadas conforme su origen era olvidado, y sus recuerdos se desvanecieron.

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